Llegamos al zoológico de Cali después de un corto recorrido en el autobús. Estábamos un poco apresurados debido a que teníamos que hacer el recorrido por nuestra cuenta en el menor tiempo posible para poder tomar rumbo hacia nuestra linda ciudad, Armenia. Nada más entrar a este hermoso sitio nos quedamos impactados al ver unas esbeltas aves llamadas flamencos en donde destacaban mucho sus largas patas, cuello y hermoso color de plumaje entre rosa y salmón.
Un poco más adelante nos encontramos con el acuario en donde antes de ingresar ya nos generaba curiosidad la pintura marina plasmada en las grandes cerámicas realizada por la empresa "Corona". Estando ya en el interior pudimos observar peces de minúsculo tamaño a un tamaño más considerable y de gran variedad de colores. Hubo un pez que capto toda nuestra atención y fue el pez payaso o también llamado por nosotros, "Nemo".
Después de salir de este lugar tan encerrado y oscuro, el camino nos llevó al aviario. Allí podíamos tener casi contacto directo con las aves del zoológico (loros, guacamayos, etc.) ya que estaban muy domesticadas y era hermoso sentir como éstas nos acogían en su hábitat. Pudimos verlas tanto en el suelo caminando de un lado a otro como posadas en las ramas de los árboles. Una vez salimos del aviario tuvimos la oportunidad de ver al propio cóndor de los andes (Vultur gryphus) que es de gran atractivo porque es símbolo nacional de nuestro país y de otros.
Dejándonos llevar por el sendero y contagiándonos de esta magia natural llegamos a la estación de los primates-Jaziquima en donde la ambientación de esta misma nos sumergía a lo profundo de las regiones de donde estos mamíferos son originarios. "Su mundo" está separado por solo un cristal de "nuestro mundo", en donde los espectadores somos los seres humanos.
Pasando un poco de largo y sin desmeritar las especies vimos tortugas, antílopes, cocodrilos y babillas. Ese día, el tiempo no estaba a nuestro favor, tanto el cronológico como el meteorológico debido a que empezaron a caer pequeñas gotas y de repente empezó a llover con fuerza, frenando así casi del todo nuestro trayecto. Con el agua encima no pudimos dejar de capturar el momento de los avestruces y las cebras dado que esta experiencia se presenta muy pocas veces en la vida. Estuvimos un buen rato esperando que cesara la lluvia en la zona de comidas pero este tiempo perdido ocasiono que no pudiéramos entrar a la estación de los reptiles, lechuzas-búhos, anfibios y al mariposario, de manera que se quedó una gran parte de zoológico por visitar.
Impresionados por el rugir del león nos fuimos en busca de seres menos salvajes que hicieran que en nosotras brotara la ternura femenina como lo ocasiono el venado de cola blanca, haciendo una similitud seria "Bambi". El itinerario de ahí en adelante fue breve. Vimos los tigres y sin pensarlo viajamos a Australia. Allí conocimos el animal más representativo de este país, el canguro.
Ya saliendo de este lugar nos topamos con el monumento de "Carlitos", era una de las tortugas más viejas (con casi 200 años) del mundo que se encontraba en cautiverio. Su cuerpo está ausente pero su espíritu aun nos acompaña.
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